Breve consideración sobre los feminismos

Feminismos, en plural, porque refiere a un conjunto de movimientos sociales dinámicos que han evolucionado históricamente según los problemas prácticos que enfrentan las mujeres en contextos determinados. Los feminismos deben ser entendidos como movimiento social, práctica política y corriente científica con una historia propia, pero con múltiples posturas teóricas y políticas. En términos generales, abordan las problemáticas sociales, éticas y políticas que enfrentan las mujeres y que han derivado en su subordinación histórica. Buscan que las mujeres reivindiquen su propia agencia cuestionando ciertos valores y creencias arraigadas.

Las mujeres comenzaron a asumir el término en el siglo XIX para colocar sus demandas en el debate político, participar de la vida pública y exigir condiciones más justas de vida y trabajo. La primera ola de feminismos reivindicó derechos políticos como el sufragio. Para los años 60, se produjeron nuevos movimientos feministas que cuestionaron las barreras morales y sociales que las relegaban al ámbito doméstico. Esta segunda ola gestó un discurso de reivindicación sobre el cuerpo femenino, la sexualidad y contra la violencia machista; y se crearon los primeros estudios formales de género. Para los años 90, una tercera ola feminista diversificó sus intereses de estudios desde una comprensión más amplia de las condiciones de vida de la mujer. Además, logró que el Banco Mundial y la ONU acepten la categoría “género” y la institucionalicen como elemento de reproducción de la desigualdad. Así, la perspectiva de género se transversalizó como política pública y hoy forma incluso parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Desde la famosa frase de Simone de Beauvoir (1940), “no se nace mujer, se llega a serlo”, ha existido una relación estrecha entre los feminismos y la perspectiva de género. No se puede entender la una sin la otra, pues ambas comparten orígenes, postulados y reivindicaciones políticas y sociales. En términos generales, comparten la idea de que la dominación patriarcal es un sistema que ha delimitado las experiencias de las mujeres y les sujetes que manifiestan algún tipo de diferencia sexual. En ambos, teoría y práctica política/cotidiana están entrelazadas y defienten la idea de que lo que define a las personas no es su biología sino el conjunto de procesos psicológicos y socioculturales que los delimitan en la sociedad (Lamas, 2013).

NO SE NACE FEMINISTA | Simone De Beauvoir (1908-1986) | TEDxCuauhtémoc

Así, el género y la sexualidad son elementos simbolizadores de la experiencia humana, le dan forma, la delimitan, la reprimen y la exaltan. Hay una diversidad de reivindicaciones sobre distintas condiciones que se cruzan con el género y, de ahí, que haya tanta diversidad de movimientos. Jaiven y Gómez López (2023) mencionan algunos de estos movimientos que comenzaron a gestarse desde los años 80:

  • Feminismos de la igualdad: que buscan un trato igual legal y social con los hombres, y alcanzar condiciones igualitarias. Algunos referentes son: Mary Wollstonecraft, Harriet Taylor y John Stuart Mill.
  • Feminismos socialistas: se apoya en el texto de Engels “El origen de la familia” para denunciar la subordinación de la mujer en el orden capitalista por la reproducción de la mano de obra. Analizan la opresión en términos económicos y el poder en términos del patriarcado y la clase social.
  • Feminismos radicales: afirma que la opresión masculina se encuentra presente en todos los contextos de la vida. Referentes: Kate Millet y Shulamith Firestone.
  • Feminismos de la diferencia: pugnan por identificar y defender las características propias de las mujeres en todos los órdenes simbólicos y explica que nuestro lugar en el mundo responde a la relación del cuerpo femenino respecto a una estructura y ciclos vitales. Referentes: Luce Irigaray y Luisa Murano.
  • Feminismo posmoderno: subrayó la pluralidad de las mujeres desde una perspectiva interseccional. Aquí se encuentran los feminismos poscoloniales, lésbicos, ecofeminismos, autónomos, etc.

En definitiva, la perspectiva de género, con base en los feminismos, aboga por un cambio de paradigma social. Rompe con la naturalización de la diferencia sexual, para pensar que la diferencia entre hombre y mujer no es anatómica, sino producto de la historia y la cultura. Así, la nueva generación de feminismos defiende la diversidad y la interseccionalidad para volverse una fuerza transformadora de la sociedad.

  • De Beauvoir, S. (2017). El segundo sexo. Cátedra.
  • Jaiven, A.L. & Gómez López, M. (cood.). (2023). Espacios de transformación y cambio: historia de los movimientos feministas en México (1.ª ed.). Universidad Autónoma Metropolitana.
  • Lamas, M. (2013). La antropología feminista y la categoría “género”. En M. Lamas, El género. La construcción cultural de la diferencia sexual (pp. 98-127). Universidad Nacional Autónoma de México.

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