Queer originalmente era vocablo despectivo anglosajón que implicaba discriminación y violencia homofóbica y podría traducirse como “raro” o “marica”.
Históricamente, el movimiento queer surgió en contraposición a los movimientos de liberación homosexual y las llamadas “políticas de identidad”. El término es una resistencia dentro de la resistencia. Se acuñó en el contexto más álgido de la pandemia del VIH como un “grito de reivindicación” que reconcilia una visión académica con los activismos políticos de la época (Jagose, 1996) y plantea una convergencia entre miradas feministas críticas e interseccionales y los estudios LGBTI+.
La Teoría Queer postula que la identidad no es el producto de una esencia inherente al sujetx, sino de las posturas que adopta para relacionarse con su entorno (List Reyes, 2016). No es una identidad con la cual identificarse; sino un proceso dinámico en que la persona puede posicionarse dentro de un espectro amplio de prácticas y subjetividades, es decir, uno no “es queer” sino que “hace y se expresa queer” (Butler, 2017).
¿Qué es la Teoría Queer?
Teresa de Lauretis (1989) y Judith Butler (2017) problematizaron el término para repensar una relación más compleja que el binario (masculino-femenino) como un sistema múltiple de representaciones y relaciones sociales. Desde esta teoría, la normalización del género se manifiesta de diversas formas según el contexto y no corresponde de manera directa con la diferencia sexual, sino que está atravesado por dimensiones simbólicas, materiales y circunstanciales; la heterosexualidad es entendida como una norma social.
La palabra queer ha estado sujeta a distintas críticas. Con el tiempo, se ha ido convirtiendo en una suerte de adjetivo-sustantivo que dispone una posición intermedia dentro de la dicotomía hombre/mujer: no binario. Otra crítica como categoría adaptada es que responde a un contexto e idioma específicos, lo que dificulta su introducción en otros contextos como el hispanohablante (Falconí Trávez, 2018). Más allá de las críticas, la Teoría Queer ha realizado contribuciones importantes a los enfoques de género y los movimientos políticos y científicos. En primer lugar, permitió distinguir entre sexo, sexualidad y género como conceptos normativos de comportamientos sobre hombre/mujer/no binario (Butler, 2017). Ha contribuido a pensar los sujetos por fuera de esos esquemas rígidos de un modelo esencialista heterosexual. Autoras como Rich y Wittig denunciaron el sistema heteropatriarcal como una estructura que perpetúa formas de dominación a través de los cuerpos (Jagose, 1996). El elemento fundante de la Teoría Queer es la transgresión de esas normas y la reafirmación del sujeto al margen de ellas.
Lo queer convierte al género y la sexualidad en una práctica dinámica, aunque normalizada, que se construye como una posibilidad de ser previo a la acción, es decir, la identidad controla y produce los cuerpos, pero los actos son el espacio donde esas normas se trastocan y crean posibilidades de ser. Queer no es una identidad, sino una crítica a la misma. La construcción subjetiva no se articula en el concepto de identidad, sino de identificación pues permite una mayor fluidez. La identificación es más que una forma de imitación, sino de empatía. Es una internalización de la perspectiva del otrx, se experimenta como una forma de alteridad proyectada.
La subjetividad de la persona queer resulta de identidades amalgamadas y fluctuantes. Crítica a la oposición hetero/homosexual pues subraya diversas prácticas y formas históricas que producen y organizan la vida social y reprimen las diferencias (López Penedo, 2008).
Lo que caracteriza a la persona queer es la construcción experiencias con vivencias relativamente comunes. Estas comprenden unas condiciones materiales y simbólicas producidas por la invisibilización de ciertas prácticas, identidades y representaciones. La desviación respecto la heteronorma es lo que la define, así como experiencias de abyección y liberación; de afinidad hacia ciertos cuerpos, objetos y espacios.
- Butler, J. (2017). El género en disputa. Paidós.
- De Lauretis, T. (1989). Technologies of Gender. Essays on Theory, Film and Fiction. Macmillan Press.
- Falconí Trávez, D. (2018). Inflexión Marica. Escrituras del descalabro gay en América Latina. Turbina Editorial.
- Halperin, D. (1995). Saint Foucault: towards a gay hagiography. Oxford University Press.
- Jagose, A. (1996). Queer Theory. Melbourne University Press.
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