Sobre la construcción de espacios seguros

Las instituciones educativas pueden ser un espacio desarrollo y convivencia segura o de discriminación y violencia estructural. Uno de los elementos fundamentales del enfoque pedagógico queer es la construcción de espacios seguros para la socialización. Desde la perspectiva de la formación integral, esto supone garantizar los derechos de convivencia y paz, participación y reconocimiento de las diferencias dentro de cualquier ambiente de aprendizaje. 

La lgbtifobia es una forma de violencia por prejuicio, se manifiesta como una predisposición adversa u hostil (explícita o tácita) hacia lo que percibimos como “diferente”. Esta violencia se expresa desde lo cognitivo (pensamientos que consideran a las personas anormales y, por ende, deberían tener menos derechos), lo afectivo (sentimientos de rechazo o asco), lo conductual (exclusión o desconocimiento explícitos), lo liberal (cuando la única expresión válida de afecto y sexualidad es la heterosexual) y lo institucional (cuando la discriminación se manifiesta desde las autoridades o docentes).

En lo cotidiano, es muy posible que las personas incurramos en estas expresiones de violencia prejuiciosa, sea de forma intencional o inconsciente; por eso, uno de los objetivos pedagógicos queer es garantizar que los espacios de aprendizaje que gestionamos sean seguros para nuestrxs aprendices y procurar que esto se replique en otros espacios.

Hay múltiples maneras de construir espacios de aprendizaje seguro para las personas queer. Lo que no quiere decir crear entornos exclusivos, sino más bien que acojan de manera explícita a la diversidad. Esto se puede generar desde actos tan sencillos como el preguntar “¿cómo quieres que te trate?” hasta acciones más amplias como la formación de comités de convivencia escolar.

A continuación, comparto algunos criterios básicos a considerar:

Hoja de ruta para la promoción de espacios seguros con la diversidad

La atención integral no es reactiva únicamente, sino propositiva y preventiva. Su ruta de atención debería considerar cuatro componentes:

En definitiva, crear espacios seguros de convivencia implica reconocer la existencia de las personas queer (aprendices o formadores) y construir una comunidad que abarque a todxs de manera directa o indirecta, pues las acciones de unxs afectan a otrxs incluso de forma inintencionada. Un espacio seguro para las personas queer es aquel que reconoce y acoge la diferencia, incluso cuando nadie la haya manifestado explícitamente. Es un lugar donde nos sintamos libres y segurxs para expresarnos y relacionarnos.

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