Las representaciones queer – en la literatura, cine y otros medios – han permitido a muchas personas LGBTI+ tener un primer contacto con su orientación sexual o identidad de género desde modelos alejados de los estereotipos y discursos dominantes.
Hasta finales del siglo XX, las representaciones mediáticas queer fueron ofuscadas y esto dificultaba los procesos de identificación y reconocimiento con estos referentes representativos. La censura ejercida supuso un aislamiento para estxs lectores, quienes no encontraban modelos representativos con los cuales identificarse; o, peor aún, sólo encontraban referentes negativos que no respondían a sus aspiraciones y terminaban por confundirlos (Linné, 2005). Pero la presencia de representación es una necesidad que permite a las personas queer identificarse, aceptarse y elaborar construcciones subjetivas sobre sus propias identidades y subjetividades. Estos referentes brindan la confianza para reconocer nuestras alteridades, aceptar o rechazar nuestras identidades, asumir formas de comportamiento y relacionarnos.
La Teoría Queer plantea a la lectura queer (queering) como una estrategia para visibilizar aquellas representaciones que han sido ofuscadas y reivindicar formas de ser y hacer. Estos estudios se han interesado por el cuerpo, el deseo, la expresión de los roles de género y, más recientemente, por la afectividad. Obras como The Celluloid Closet (Russo, 1981) o In Between Men (Kosofsky Sedgwick, 1985) dan cuenta de una larga tradición del análisis crítico de textos para encontrar estos subtextos queer.
No se trata de acuñar una nueva tipología textual – como se suele hacer al usar términos como “literatura gay” o “cine rosa” – sino de aproximarse, entender, usar y apropiar los textos desde el ejercicio efectivo de lectura. El queering es una práctica lectora. Pero, ¿qué implica “leer queer”? Es responder al vacío y ocultamiento causado por los discursos tradicionales y la falta de representaciones queer en los textos y los contextos cotidianos. Los personajes queer han existido en los relatos, imágenes u obras culturales de todo tipo a lo largo de la historia, pero estas representaciones se han ocultado detrás de una “versión oficial” heteronormativa. La lectura queer es una práctica de resistencia por medio de la relectura de las obras que se han leído tradicionalmente desde una perspectiva hegemónica de género y sexualidad. ¿Eran Aquiles y Patroclo amigos o amantes? ¿Acaso Madame Bovary es un personaje trágico, condenada a la desidia por atreverse a romper con su rol de sumisión conyugal? Estas lecturas podrían ser cuestionables o ilegítimas para la tradición literaria y los imaginarios culturales, pero el queering aboga por generar nuevas interpretaciones de obras literarias y mediáticas que escapen a la “normalización” de la diversidad sexogenérica.
La lectura queer es un ejercicio práctico de relectura, reescritura y ruptura explícita con los discursos heteronormativos sobre el sexo, el género, el deseo, el afecto. Desde interpretaciones que reconocen y reconfiguran la historia de la representación queer en la cultura. En definitiva, el queering es una forma de leer distinta, orientada a identificar y enunciar explícitamente las representaciones queer tradicionalmente ofuscadas (Peele, 2011). Puede que las obras hayan tenido una intención de abordar una temática queer o no, lo relevante es el proceso de interpretación que propicia.
- Linné, R. (2005). Alternativas a El pozo de la soledad. En S. S. Talburt, Pensando queer: sexualidad, cultura y educación. (pp. 205-214). Editorial Graó.
- Peele, T. (ed.). (2011). Queer Popular Culture. Literature, Media, Film, and Television. Palgrave Macmillan. DOI 10.1007/978-1-349-29011-6
- Talburt, S. (2010). “After queer”: subjunctive pedagogies. International Journal of Qualitative Studies in Education, 23(1), 49-64. DOI: 10.1080/09518390903447127
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