Es la manera en que las personas nos expresamos verbal, corporal o afectivamente. Ha estado relacionada tradicionalmente a asociaciones estereotipadas sobre los roles de género. El ejemplo más común es la frase “los niños no lloran”, lo cual delimita una forma de expresar emociones en los hombres y convierte al llanto en un signo de debilidad asociado con las mujeres.
No existe nada natural en la expresión de género, sino que son formas de comportamiento aprendidas, interiorizadas e imitadas. No obstante, sí están históricamente delimitadas por los roles, lo cual puede generar numerosas confusiones y frustraciones entre las personas.
Hay que aclarar que la expresión no responde necesariamente a una identidad de género u orientación sexual determinada. Que un niño tenga manierismos delicados o guste del bailar, no significa que sea una persona transgénero u homosexual.